* Entre arcos de flor mística, las almas del más allá regresan al mundo terrenal.

La Huasteca, es una de las regiones más asombrantes de la república mexicana, no sólo por su vegetación, su cultura, su gastronomía o su clima templado, sino también por el conjunto de pueblos originarios que la integran. Esta región es el punto que une al norte de Veracruz, con el sur de Tamaulipas, y a su vez con los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, y una peña parte de Querétaro y Puebla.

La zona huasteca, es reconocida por la artesanía, el café, sus huapangos, así como sus paisajes naturales. Entre las lenguas maternas que se hablan en esa región se encuentran el Náhuatl, el Téenek y el idioma huasteco, que de acuerdo con los lugareños es una lengua mayense.

Una vez al año la huasteca baila en nombre de la muerte

Entre sus festividades más importantes se encuentra el Xantolo, una fiesta de origen prehispánico en honor a los difuntos, esta celebración inicia el 28 de octubre y concluye el 3 de noviembre. Durante estos días los habitantes de la región comienzan a preparar los altares para sus difuntos. Se cree que en estas fechas las almas de los que no pertenecen a este mundo regresan de manera invisible al mundo de los vivos, por ello los huastecos realizan un ritual que implica grandes preparativos.

Los altares, son construidos con varas y palos de aquiche un árbol medicinal utilizado en la zona, y con este árbol se forman dos grandes arcos, mismos que son adornados con flor mística –flor de cempasúchitl–, estos semicírculos simbolizan la conexión que se establece en el más allá con el mundo real.

Como ofrenda se coloca pequeñas porciones de la gastronomía local, que incluye zacahuil (un tamal grande de maíz quebrado relleno de carne y salsa roja), bocoles, enchiladas huastecas, pan, café, licor de caña, así como frutas de temporada, velas de miel, e imágenes religiosas. Los altares son aromatizados con incienso y copal.

Durante el Xantolo, el tronido de cohetes no para de sonar, seguido por las campanas de las iglesias. Entre oraciones y cantos los habitantes de la región comienzan con sus celebraciones. A diferencia de otros lugares del país, en la Huasteca, el sello distintivo de este festejo son las Vinuetes, danzas tradicionales musicalizadas con sones huastecos, en las cuales los danzantes usan máscaras de calaveras o demonios; los hombres se visten de mujeres, las mujeres de hombres, los adultos de niños y los niños de viejitos, con el fin de burlar a la muerte.

En las comunidades huastecas, las comparsas de baile, integradas por los habitantes se exhiben en las plazas principales, y poco antes de terminar el son invitan a bailar a los mirones, se dice que, quien se niegue a bailar con ellos tendrán un año de mala suerte.

Municipios como Aquismón, Axtla de terrazas, Tamazopo y Xilitla (Huasteca Potosina) se realiza un concurso de catrinas, mismas que desfilan alrededor de las plazas centrales horas antes de la media noche del primero de noviembre. Para hacer su aparición, las luces de la plaza se apagan, el ruido se desvanece y conforme van llegando solo retumba los cascos de los caballos que acompañan el desfile de las catrinas.

Luego de la premiación del concurso, todas las catrinas emprenden camino rumbo al panteón municipal, en compañía de algunos asistentes, al llegar al campo santo comienza la narración de mitos y leyendas, la cual termina en punto de la medianoche.

 

Reportaje y fotografías: Maribel Lozoya Escalante

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