El acercamiento entre el arte, la política y los movimientos sociales se ha acentuado en las últimas décadas, pero fue a partir de los años ochenta que la inmersión de lo artístico tomó otro tinte en los movimientos sociales, en ese entonces, los recursos artísticos fueron una alternativa empática y de acercamiento de diferentes sectores de la población a las causas sociales.

Las artes han tomado representatividad en las causas sociales, modificando su estética, formatos, los soportes, entre otros. Los movimientos artísticos han ayudado a promover la participación de grandes masas. Por lo que el conjunto de prácticas estéticas y culturales han asentado su reconocimiento en función social, relacionándolas de manera directa al compromiso con la ciudadanía.


Osario, Pablo Picasso, 1945

Las relaciones establecidas entre lo artístico y los fenómenos sociales son determinadas por su producción, recepción y las posibilidades de promover la conciencia crítica de la población, esto implica reflexionar sobre el pensamiento de vanguardia, la institucionalidad del arte y sus procesos de mediación.

La creación artística como instrumento de acción y penetración social se ven permeadas por las nuevas situaciones sociales y políticas, mismas que han contribuido en las formas en las que los artistas reorientaran sus procesos de creación.

El artista plástico Enrique Díaz ha señalado en diversas ocasiones que el arte en los movimientos sociales es de vital importancia, debido a que es la representación de las voces de quienes se manifiestan. En un México donde el lenguaje político o las consignas han de captar la atención del ciudadano, por ello es indispensable hacer uso de otros recursos para captar la atención.


Enrique Díaz. Foto: Isaín Mandujano

Los Grafittis, las proyecciones, performance, las canciones etc. han facilitado en mucho el acercamiento de cierta lucha o movimiento social con el grueso de la ciudadanía. Es por eso, que con mayor frecuencia en las manifestaciones se emplea recursos de esta índole.

No es casualidad que en marchas realizadas en días pasados –26 de septiembre y 2 de octubre– el uso de otros recursos que van más allá de las pancartas se hicieran visibles. En ambos casos la música, fungió como un elemento artístico importante, ya que los mismos integrantes de los contingentes, en este caso la nacional de música buscó desde su quehacer cotidiano una manera de manifestarse involucrando la protesta y lo artístico. Esto permitió otras personas que sólo se mostraban como espectadores se acercaran a la marcha.

En otros casos, como una manera de contextualizar, los sucesos o el por qué de una protesta, se ha recurrido a la realización de performance al aire libre dentro de la ruta que lleva la marcha. Estas intervenciones escénicas, ayudan no solo a denunciar el hecho, sino también, a ayudar a entender la movilización, tratando de explicar al ciudadano transeúnte que lo que se busca no es solo interrumpir su libre paso, sino también darle elementos que le permitan entender la movilización.

 

¡Ayotzi vive… La lucha sigue!

A cuatro años de la desaparición forzada de los 43 normalistas, de la “Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa”, padres de los jóvenes en compañía de una multitud que rebasaba los diez mil asistentes, según datos de la secretaría de Seguridad Pública (SSP) local. A meses de concluir el sexenio de Enrique Peña Nieto, los asistentes siguen exigiendo la aparición con vida de los 43 estudiantes, que fueron interceptados la noche del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.

Con un pase de lista de los 43 normalistas, la marcha convocada a las 16:00 horas en el ángel de la independencia partió rumbo al zócalo capitalino; el contingente fue liderado por los padres de los 43, seguidos por el Comité del 68 y estudiantes de la UNAM de diversos niveles (preparatoria, Colegios de Ciencias y Humanidades, universidad y posgrados), así como de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Colegio de Bachilleres, y la Universidad Autónoma Metropolitana.


Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

A la protesta, se sumaron organizaciones civiles, organismos de defensoría de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional (México); Sindicatos, organizaciones de campesinos, y los Asamblea de Damnificados del Sismo 19/S.

Desde «Porque vivos se los llevaron y vivos los queremos», “Yo soy de…” las “goyas” de la UNAM, y las “dignas” de la UAM resonaron durante la caminata por paseo de la reforma y avenida Juárez (4.7 kilómetros), los estudiantes fueron gritando infinidad de consignas, cada una de las agrupaciones se distinguía por sus banderas, además de las pancartas elaboradas con papel craft, sostenidas de extremo a extremo por los jóvenes.

Ni la lluvia de la tarde que se soltó 26 de septiembre pasado, calló el grito el grito de justicia proclamado por los jóvenes; tampoco silencio la música que alumnos de la Nacional interpretaron, mientras que algunas de sus compañeras con faldones de colores realizaban pequeñas coreografías a lo largo de la marcha.


Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

“No estamos todos llorona, nos faltan 43; No estamos todas llorona, hay muertas que no se ven; hay muertas que no hacen ruido llorona, que grande es su padecer”… una adaptación de la canción popular mexicana, que se escuchó, no solo para recordar la desaparición de los normalistas, sino también para dar a conocer y visibilizar los feminicidios en el país.

Un maniquí que simulaba al Presidente Peña Nieto también recorrió paseo de la reforma, con la leyenda: “castigo a los culpables”, “Nadie creé tu verdad histórica”.

Hasta Paseo de la Reforma y Avenida Juárez no se había presentado algún incidente, pese a que un grupo de los llamados «anarquistas» se integraron a la manifestación, mismos que eran vigilados por policías locales, personal del Gobierno de la Ciudad de México y los organizadores de la marcha.

Al llegar a la Plaza de la constitución del centro histórico, se realizó el pase de lista de los Normalistas, asimismo arriba de un templete, padres de los 43 comenzaron a agradecer a los asistentes que hasta la fecha no los han dejado solos, desde los acontecimientos de septiembre de 2014.


Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

 

¡2 de octubre no es día de fiesta, es de lucha y de protesta!

Con La Plaza de las Tres Culturas como punto de encuentro, miles de personas comenzaron a aglutinarse en el sitio para marchar rumbo al corazón de la Ciudad de México, una varios minutos antes de la hora convocada, estudiantes de diversos planteles de la UNAM, IPN, UACM, UAM, Colegio de Bachilleres, arribaron al lugar, abarrotando hasta las calles aledañas de la Plaza.

Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

Mientras llegaba el grueso del contingente, se realizaron dos mitines, en uno de ellos, familiares de estudiantes desaparecidos y presos políticos hablaron sobre la situación en la que se encuentra nuestro país, en donde a medio siglo del hecho histórico que fue parte aguas en la actividad política, se siga arremetiendo, censurando y criminalizando a los estudiantes.

En otro templete, puesto al pie del edificio Chihuahua, Ímuris Valle, hija del extinto dirigente estudiantil Eduardo Valle expresó que nadie podrá borrar el movimiento del 68, porque año con año florece, se aviva, pidiendo y exigiendo justicia para todos. “Esta tarde del 2 de octubre de 2018 en esta plaza, ahora sus hijos, sus nietos, estamos aquí para nunca olvidar”.

Estudiantes de la Facultad y Diseño de la UNAM, hacían sus pancartas mientras llegaba la hora de arrancan la marcha, en tanto otras personas alistaban mantas, banderas y plasmaban dibujos en papel.


Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

Con su emblemática bandera: “2 de octubre, no se olvida”, el Comité del 68 encabezó la marcha, mismo que fue presidido por Félix Hernández Gamundi, uno de los pocos exlíderes estudiantiles que aún vive –fue el único orador– sus palabras se centraron en la enseñanza que dejó aquel Movimiento Estudiantil de 1968, donde una lluvia de balas acabo con la vida de estudiantes, profesores, obreros y civiles que los acompañaban.

Casi tres kilómetros de distancia fueron los que recorrieron los miles y miles de asistentes que este 2 de octubre se reunieron para conmemorar el 50 aniversario de la lucha estudiantil del 68. Detrás del Comité  marcharon los familiares de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero en septiembre de 2014.

“Somos nietos de la revolución, hijos del 68 y hermanos de los 43” fue una frase muy recurrente entre los centenares de pancartas y carteles que los jóvenes manifestantes llevaban consigo. Dentro del colectivo, destacaron diversos mensajes, uno de ellos un grupo de mujeres con playeras con una “V” de victoria enorme sobre el pecho, en recuerdo a lo que el Movimiento Estudiantil utilizó como símbolo, con la leyenda “50 años”.


Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

La Escuela Nacional de Música, aligero un poco el trayecto del contingente –que por momentos permanecía detenido–, delante la música había una intervención artística, aludiendo a la época del ex mandatario mexicano Díaz Ordaz. Al pasar por el paso a desnivel de av. Eje Central solo escucho una zamba mientras gritaban “El que no brinque es porro”.

Alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Vallejo, llevo un tanque de guerra de cartón, haciendo hincapié de los tanques militares utilizados durante la matanza del 68.

Eran las 19:30 horas y la gente seguía llegando al zócalo capitalino, desfilaban sindicatos, organizaciones civiles, el frente popular Francisco Villa, entre otras organizaciones.

Foto: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

Ante más de cien mil personas – reunidas en el Zócalo, el ex líder señaló que a cincuenta años de la masacre de Tlatelolco, el movimiento estudiantil enseñó a los jóvenes y la ciudadanía entera a “aprender a organizarnos para enfrentar todo aquello con lo que no estemos de acuerdo”. Con la quema frente a la Catedral de una figura de cartón de Gustavo Díaz Ordaz, concluyó el acto.

 

Reportera: Maribel Lozoya Escalante

Fotógrafo: Pedro Jacobo López / Lúcida Fotografía

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